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Fray Gil alababa más la obediencia que la oración.


Estando una vez un fraile en oración en su celda, y enviándole a decir el Guardián que saliese a buscar limosna, fuese inmediatamente a fray Gil y le dijo: - Padre mío, yo estaba orando, y el Guardián me ha mandado a pedir limosna, me parece que mejor sería hacer oración .

-Hijo, le respondió, ¿no has aprendido ni entendido aún qué cosa es oración? Verdadera es hacer la voluntad del Prelado; y es indicio de grande soberbia del que sometió su cuello al yugo de la obediencia santa, el querer sacudirlo con algunas excusas para hacer la propia voluntad, y aunque parezca que obra más perfectamente. El religioso que es perfecto obediente se asemeja al caballero que está sobre un poderoso caballo, merced al cual pasa intrépido por medio del camino; y el religioso desobediente, quejumbroso e indócil es semejante al que monta un caballo flaco, triste, enfermo y resabido al cual los enemigos vencen, matan o prenden con poca fatiga. Te digo que si un hombre tuviese con los ángeles y estando en eso lo llamase su Prelado, debería dejar inmediatamente el coloquio de los ángeles y obedecer al Prelado.

En la alabanza de Jesucristo y del pobrecillo de Francisco de Asis. Amén.

Relato tomado el libro “Florecillas de San Francisco de Asis”.

 
 
 

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